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Abuso sexual infantil: Acercarnos al tema es la herramienta más eficaz para proteger a nuestros hijos

El abuso sexual infantil es la utilización de un menor por parte de adulto u otro menor para proveerse satisfacción sexual y no necesariamente implica contacto físico. Tendemos a pensar que lo relevante y lo dañino del abuso es precisamente su componente sexual, sin embargo, el tema de fondo, y hacia donde debe apuntar la prevención, es su componente abusivo, es decir, la distorsión total de un vínculo, la transgresión de los límites personales físicos y emocionales, la traición del afecto y la confianza, y la cosificación de la víctima, a quien se la despoja de su condición de persona y se la transforma en un objeto que puede tomarse, irrespetarse, usarse y/o desecharse.

No es fácil escribir o hablar de abuso sexual infantil; frecuentemente no es un tema al que los adultos desean aproximarse, ya sea porque es un tema que irrita y despierta un enorme rechazo, ya sea porque es un fenómeno tan inconcebible que es preferible pensar que sólo afecta a otros y es por tanto innecesario saber más, ya sea porque esos adultos han vivido experiencias abusivas en su propia infancia que no están suficientemente resueltas y que les impide ahora siquiera acercarse al tema sin el temor a desmoronarse emocionalmente. Sea cual fuere la razón para no querer escuchar, saber o conocer más, creo que el miedo siempre está a la base; es una realidad que tememos ver. Como con muchos otros temas en la vida, pensamos fantasiosamente que optar por no verlos hace que no existan.

No obstante, la cruda e inapelable realidad es que en Chile se producen aproximadamente 20.000 abusos sexuales al año. Sin embargo, de acuerdo con las estadísticas de Carabineros de Chile y de la PDI, anualmente sólo se denuncian 4.500 de ellos.

Los últimos casos ocurridos en jardines infantiles y colegios que hemos conocido a través de la prensa han puesto el tema en el tapete de discusión nacional y los detalles que se han difundido han impactado a muchos. Sería lamentable si este impacto fuese mayor que en otras oportunidades sólo por tratarse de hechos ocurridos en estratos socioeconómicos acomodados. Sea por una razón u otra, ese impacto da cuenta del profundo desconocimiento que existe sobre el tema, ya que todo lo expuesto es tan propio y natural del fenómeno del abuso… atraviesa todas las clases socioeconómicas, así tal cual lo han descrito los medios actúan los abusadores, así manipulan a niños y niñas para garantizar su silencio, así seducen e implican a otros adultos que, sin imaginarlo siquiera, terminan siendo sus cómplices. Eso es el abuso, una realidad cercana, perversa, sutil, que vulnera todos los límites, que envuelve progresivamente y atrapa al amparo de la vulnerabilidad y el silencio, y que cierra toda salida.

Ante este fenómeno, muchos padres han optado por no desentenderse y aplicar sus propias estrategias de prevención, pero nuevamente por desconocimiento tienden a cometer dos grandes errores en esta tarea. El primero es quedarse tranquilos al pensar que basta con repetir incansablemente a los niños que nadie debe tocar sus ‘partes íntimas’ y que no deben hablar ni aceptar regalos de extraños. El problema es que esta estrategia desconoce datos fundamentales del fenómeno abusivo: el 80 a 90% de los abusos son cometidos por personas conocidas de los niños y los abusadores se introducen paulatinamente en la vida de ellos, ganándose su confianza y la de su familia, en un largo y progresivo proceso de seducción que incluye gestos, juegos, palmoteos y mensajes ambiguos y confusos. Esto no es nada difícil en nuestro país, repleto de todo tipo de ‘tíos’ y donde los adultos obligamos a nuestros hijos a saludar y besar en la mejilla a personas con quienes no tienen ningún vínculo ni familiaridad. No significa en absoluto que cada adulto es un potencial abusador, pero con ello damos pie a una transgresión de límites emocionales y corporales que nuestros niños ya luego no podrán distinguir ni menos detener.

El abuso comienza tan sutilmente que cuando se realiza el primer acercamiento sexual explícito, el niño está completamente atrapado en una dinámica sin salida y en la que el abusador ya ha desplegado todas las estrategias para asegurarse no sólo el silencio de su víctima sino también para generarle la convicción de que es él o ella quien ha provocado o buscado el abuso, con lo que suma al horror que vive, la sensación de responsabilidad y culpa. Esto permite entender un poco más acerca de por qué muchos niños no develan estas situaciones, paralizados por el miedo y la vergüenza.

El segundo error parental radica en delegar y confiar la tarea de prevenir, principalmente, en el sistema educativo. En la práctica, son muy pocos los colegios que aplican programas específicos de prevención y que capacitan a sus docentes en esta temática. Y respecto a los que los aplican, generalmente su efectividad es cuestionable. Un estudio publicado por la Universidad Católica en el año 2000 y que analizó todos los programas de prevención de abuso sexual aplicados en Chile hasta entonces llegó a conclusiones preocupantes: están dirigidos principalmente, y a veces exclusivamente, a los niños, y están orientados a fortalecerlos para que eviten verse involucrados en situaciones abusivas o logren aumentar la resistencia hacia un potencial abusador. Nuevamente estas estrategias desconocen aspectos básicos del tema: los niños no tienen la capacidad cognitiva para inferir intenciones (abusivas) detrás de las conductas de otros; tampoco tienen la fuerza física ni el poder relacional para detener a un abusador. Con estos mensajes sólo se sobrecarga más a los niños, asignándoles una responsabilidad que no son capaces de asumir, y con el riesgo de incrementar la autoculpabilización.

Los profesionales que trabajamos en este tema coincidimos hoy en que los primeros responsables y principales agentes de prevención somos los padres y, en segundo lugar, el sistema educativo. Por una parte, los ejes de una prevención parental efectiva son tres: una permanente disponibilidad emocional para con nuestros hijos, una comunicación abierta y afectiva, y la observación y supervisión permanente.

Por otra parte, el objetivo central de una prevención eficaz debería estar orientado a generar todas aquellas condiciones para que el niño que experimenta una situación abusiva sea capaz de develarlo oportunamente. Para que ello sea posible, debemos cobrar especial conciencia respecto a la importancia de jamás dejar de ‘ver’ a nuestros hijos. Ellos casi siempre dan señales de lo que les ocurre y debemos estar atentos a cualquier cambio repentino e inexplicable en sus conductas habituales, en su rendimiento escolar y/o en sus hábitos de sueño o apetito.

Otras claves que ayudan en la tarea de prevención apuntan a desarrollar y fortalecer permanentemente una relación de confianza con nuestros hijos; ayudarlos desde pequeños a identificar sus propios estados emocionales y a expresarlos verbalmente; aceptar, tolerar y contener sus expresiones emocionales, incluso aquellas consideradas erróneamente “negativas” como la tristeza, el miedo y la rabia; evitar la precocidad o adultización de nuestros niños en todo ámbito (vestuario, juegos, permisos, acceso a tecnología, etc); desincentivar bailes, juegos, lenguaje y/o conductas hipersexualizadas; incentivarlos a expresar sus propios puntos de vista y respetar su derecho a disentir; promover y respetar la definición progresiva de sus límites y espacios personales; escuchar y respetar sus expresiones de rechazo hacia algún adulto; supervisar lo que ven en TV, los sitios de Internet que visitan y sus cuentas de Facebook (vía de contacto inicial de los abusadores en línea).

Y por último, el elemento preventivo básico es promover en nuestros niños siempre conductas empáticas, respetuosas y no-abusivas hacia los demás. En sintonía con el verdadero fondo del asunto, el círculo virtuoso es que un niño que aprende a no abusar de otros es un niño que aprenderá a no ser abusado.

Las personas cambiamos para siempre cuando nos acercamos un poco más profundamente al fenómeno del abuso sexual infantil, como si se abriese irreversiblemente una pequeña ventana ante nuestros ojos. Constatar que es una realidad mucho más frecuente y más cercana de lo que pensamos nos lleva a cobrar conciencia acerca de la situación de riesgo en que se encuentran nuestros niños y del rol clave que jugamos los adultos que los rodeamos.

Es una tentación grande la de cerrar los ojos e intentar no ver esta realidad. Podemos seguir pensando que nuestros niños están inmunes, pero con esta opción finalmente los estamos exponiendo a un mayor riesgo. Contrariamente, podemos optar por ver y cuando lo hagamos nos habremos fortalecido como padres y como cuidadores. La opción por conocer más proporciona herramientas únicas e invaluables y en el caso del abuso sexual infantil, los efectos se relacionan ni más ni menos que con la condena o la salvación de un niño que sufre, y que perfectamente puede ser uno de nuestros hijos.

Si sospechas o conoces de un abuso sexual, debes denunciar en Carabineros, PDI o en la Fiscalía de tu ciudad. No necesitas tener pruebas concretas, puedes denunciar ante la sola sospecha. Las instituciones serán las encargadas de investigar y verificar la eventual ocurrencia de un delito.

Y si quieres conocer más acerca de este tema, puedes solicitar la charla “ABUSO SEXUAL INFANTIL: HERRAMIENTAS PARA SU PREVENCIÓN, DETECCIÓN OPORTUNA Y PRIMERAS ACCIONES” dirigida a padres y/o docentes de jardines infantiles o colegios, o también para grupos de padres interesados que deseen organizarse de manera independiente.

Los contenidos de la charla son los siguientes:

  • ¿Qué es el abuso sexual? (mitos, tipos de abuso y fases del abuso)
  • Nuevas formas de abuso: en el contexto pre-escolar y escolar (bullying sexual) y a través de internet (grooming).
  • ¿Por qué ocurre el abuso sexual infantil? (tipos y características de los abusadores sexuales, ¿qué niños son más vulnerables?, factores protectores y de riesgo)
  • Características de un desarrollo psicosexual saludable y cómo detectar si nuestros niños están siendo abusados (conductas sexuales normales v/s señales de alerta, indicadores comportamentales y emocionales específicos e inespecíficos)
  • ¿Qué hacer ante un niño que devela una situación de abuso?
  • ¿Qué pasos seguir cuando se sospecha o detecta un abuso?
  • Ejes indispensables para una prevención efectiva y estrategias parentales transversales.
  • Sugerencias preventivas específicas a docentes y/o padres de niños en edad preescolar (2 a 6 años) y edad intermedia (7 a 11 años).
  • Marco legal chileno respecto al fenómeno del abuso sexual

Para conocer valores u otros detalles de la charla, contacta a ps.solegrunert@gmail.com

 Por: SOLEDAD GRUNERT FERNANDEZ – Psicóloga Clínica y Forense – Terapeuta Sistémica Familiar y de Parejas. Especialista certificada en Trauma, Abuso, Duelo y EMDR® (por el EMDR® Institute de USA). 16 años de experiencia en temáticas de Violencia y Abuso, con varias publicaciones y numerosas actividades de capacitación en la región y también en el extranjero como relatora invitada experta en Victimología. 10 años a cargo de la Coordinación Técnica del Centro Regional de Atención a Víctimas de Delitos Violentos, dependiente del Ministerio de Justicia.

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