Elqui Opinión

Proyecto de Ley de Reforma Tributaria

Pelayo Alonso Zamora, Presidente de la Asociación de Productores de Pisco A.G.

Junto con saludarlo, me dirijo a usted,  para dar a conocer a la opinión publica, de manera clara, nuestro parecer respecto del Proyecto de Ley de Reforma Tributaria, enviado al parlamento, cuya eventual implementación puede afectar, de manera muy especial, a nuestra agroindustria pisquera.

En primer lugar, nuestro sector considera como un alto impacto negativo, la calificación de “alcoholes duros”, con que se pretende motejar a las bebidas alcohólicas de grado de expedición mayor, que aquellas de consumo masivo, como lo son el vino y la cerveza;  y que, por contraposición parecieran ser “blandas”. Le quisiera hacer notar, que por los hábitos de consumos de nuestro destilado, la graduación final de los cócteles, que explica prácticamente el 100% del consumo de pisco, se realiza en tenores de 12 a 14% de alcohol, y por tanto, equivalentes a la graduación alcohólica del vino.

No encontramos en el ámbito de las recomendaciones de la OMS, párrafos relacionados con la aseveración anterior. Es decir, focalizar las acciones restrictivas en productos de una graduación alcohólica en particular; sino más bien, como explícita y repetidamente se señala, que las medidas para reducir el “uso nocivo del alcohol”, -y no el consumo responsable del mismo-, deben dictarse para todas las bebidas alcohólicas, sin excepción. (Citado de anexo 2: Proyecto de Estrategia Mundial para Reducir el Uso Nocivo, Organización Mundial de la Salud, OMS).

La industria pisquera no está atravesando por un momento favorable. Hoy el consumo de pisco a nivel nacional, representa tan sólo al 12% del total en nuestro país, en relación a más del 75%, que representa la suma del consumo de cerveza y vino, y casi el 13% de las demás bebidas alcohólicas (valores medidos en términos de alcohol absoluto). Si por otro lado, consideramos la diferencia de tasas actuales de tributación específica, de un 15% de vinos y cervezas, en relación a un 27% del pisco y otras bebidas destiladas, hace que nuestra agroindustria, ya se considera suficientemente discriminada.

A su vez, el consumo de pisco en el país, en los últimos diez años, ha venido disminuyendo sostenidamente, no por una rebaja del consumo de bebidas alcohólicas, sino fundamentalmente por una importante sustitución del consumidor a otras bebidas alcohólicas importadas, fundamentalmente ron. Este destilado, originado de materias primas de muy bajo costo (melaza, sub producto de la industria azucarera), permite significativos márgenes a lo largo de toda la cadena comercial, incluyendo de manera muy especial, importantes incentivos al punto de venta final, lo que se traduce en una presión de venta muy alta de este destilado, en desmedro del pisco nuestra bebida nacional.

Por último, condiciones económicas muy favorables a la importación, explicadas fundamentalmente por una sostenida presión a la baja en el tipo de cambio, explican la situación que se ha producido, en términos de abundancia de bebidas importadas competitivas y sustitutas al pisco.

Ante esta realidad económica, la industria pisquera está reaccionando estratégicamente, tanto a nivel interno como externo, con iniciativas que buscan hacer crecer la competitividad de largo plazo de la industria. La estrategia externa se está generando, a través de programas y proyectos particulares, en asociación con sendos programas de apoyo a la exportación, generados bajo sólidas iniciativas público-privadas, a través de la Fundación de Innovación Agraria (alianza FIA – INIA), y también mediante un proyecto de Marcas Sectoriales (Prochile).

Asimismo, a nivel interno la búsqueda de competitividad frente a productos importados ha generado un aumento importante del consumo de piscos premium, y que a su vez, han compensado en parte la caída del consumo total. Es por todo lo anterior, que la medida tributaria propuesta nos sorprende, en un momento en que las cartas se están jugando para el desarrollo y competitividad de la agroindustria pisquera, con miras a competir de igual a igual con otras categorías de bebidas de grado de expedición alto, apuntando tanto al mercado interno, como externo.

A nuestro juicio, comprendemos que la medida que ha elegido la autoridad, responde a la necesidad de captar recursos tributarios adicionales para una reforma a la educación, necesaria en nuestro país y fundamental para su desarrollo. De este hecho, no nos podemos sustraer como agroindustria, y vamos a aportar equitativamente, al igual que el resto de los rubros económicos del país, con el aumento de impuesto a la renta hasta el  20%.

Sin embargo, la medida adicional, no nos parece justa, ni oportuna, toda vez, que sólo abarca un sector menor del mercado total de las bebidas alcohólicas. Además, establece un muy mal precedente, respecto a un tipo de éstas bebidas, en este caso las de más alta graduación alcohólico. Es una especial connotación negativa, que evidentemente no compartimos, y que coincide con lo planteado por la Organización Mundial de la Salud, citado en párrafo anterior.

Manifestamos que nuestra agroindustria pisquera está integrada por 15 empresas, detrás de las cuales hay 2.726 productores de uva pisquera en las regiones de Atacama y Coquimbo, el 70%,  con superficies menores a 12 hectáreas de riego básico, siendo uno de los rubros de mayor importancia para la pequeña agricultura de nuestro país.

Estos pequeños y medianos agricultores, a pesar de las difíciles condiciones por las que han debido pasar, mantienen su fidelidad con la viticultura pisquera, por cuanto han internalizado el concepto “Denominación de Origen Pisco”. De esta manera, ellos pueden mantenerse integrados a un modelo asociativo, que les permite acceder al mercado de productos “diferenciados”, como de hecho es el pisco, producto distinguido, desde largo tiempo atrás, por la condición de Indicación Geográfica Nacional. Esta calificación lo distingue como un recurso económico y patrimonio del país, digno de proteger y fomentar con medidas específicas, tanto jurídicas como de fomento, a través de los programas que, para tales efectos, dispone el estado.

Nuestra posición como Asociación; en el caso de encontrarnos ante la imposibilidad de revertir los considerandos específicos que la reforma tributaria plantea, sobre el pisco y las demás bebidas alcohólicas de alta graduación; es la siguiente: El mal menor es dejar dicha propuesta tal y como se entregó al Poder Legislativo, afectando sólo a las bebidas alcohólicas por sobre los 40°. El rebajar el grado de afectación de la reforma, traerá mayores y gravísimos efectos sobre nuestra industria, e insospechadas consecuencias en el mercado, como una eventual reacción de la Organización Mundial de Comercio (OMC),  ante presiones de otras naciones productoras de bebidas alcohólicas, y que a su vez, son grandes mercados para algunas de nuestras exportaciones emblemáticas, como el vino.

Sin embargo, en justicia y como medidas tendientes a compensar en parte, el efecto negativo causado en nuestra agroindustria por la reforma tributaria propuesta, es que solicitamos dos medidas concretas de atenuación, pero de mucho impacto en nuestros productores. Primero, renovar la disponibilidad de recursos específicos para fomentar y fortalecer la exportación de pisco. En segundo lugar, pero no menos importante, el reconocimiento por parte del estado de Chile como el titular de la Denominación de Origen Pisco, y por ende, asumir las responsabilidades que ello implica, especialmente en lo concerniente a su protección y defensa internacional.

 

 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba