Con énfasis en la importancia social, turística y agronómica buscan fortalecer a la papaya
En las últimas dos décadas se ha reducido en un 70% el área cultivada de este fruto en la zona, lo cual se explica por la expansión urbana y factores relacionados con el cambio climático. Viendo este panorama, INIA Intihuasi continúa evaluando las principales características de la papaya cultivada en la región para agregarle valor a través de la diferenciación de la producción regional con respecto a otras zonas de producción del país.
“A pesar de todas las dificultades el cultivo no va a morir”, con estas palabras Elicio Moraga, productor de papayas del sector de Altovalsol, quien inicio la exploración de este cultivo en la década del 70’, se refirió a la situación actual del cultivo de este fruto tan identitario de La Serena en el Seminario “Desafíos productivos del papayo en Chile”, organizado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Intihuasi en el marco del proyecto “Valorización del papayo, un cultivo con identidad”, financiado a través de un Fondo de Innovación para la Competitividad, FIC del Gobierno Regional de Coquimbo.
Y es que, pese a que el cultivo de la fruta ha caído en un 70% en las últimas dos décadas, según información de Odepa, bajando de 380,85 hectáreas registradas en 1999 a 110,89 registradas en 2021, producto de factores como la expansión inmobiliaria y el cambio climático, existe gran interés tanto de productores como de sectores públicos por revitalizar el rubro a través de la agregación de valor.
Lo anterior quedó demostrado por la amplia participación en el seminario taller, al cual asistieron alrededor de 40 personas vinculadas a la papaya en la zona y donde se realizaron charlas orientadas al manejo del cultivo, su evolución a través de los años y las investigaciones que se han llevado a cabo, así como una dinámica en la cual los participantes conocieron la estrategia y validación de acciones para el desarrollo del sello de origen de la papaya en la Región de Coquimbo.
Para Moraga, quien fue reconocido por su aporte en del desarrollo del cultivo durante el seminario, el rubro, tiene una especial importancia en la zona, ya que “se desarrolló en la región y se ha semidomesticado”, enfatizando en que si bien se puede reducir, “siempre va a haber alguien que se va a interesar por esto”.
La Dra. Angélica Salvatierra, quien lideró durante años la investigación frutícola en INIA Intihuasi, expresó que, “la papaya es identificada con la zona de La Serena y detrás de la superficie actual que es bastante baja hay una red de personas que procesan la papaya, que venden la papaya, por lo tanto va mucho más allá del ámbito productivo y el hecho de poder tener y darle valor a la papaya que se da en esta zona podría tener algunos beneficios para los agricultores, procesadores y todos quienes viven de este fruto”, explicando que la importancia del proyecto es “relevar la importancia de esta fruta para la región desde el punto de vista social, comercial, productivo y turístico”.
Sobre la etapa actual del proyecto, Verónica Arancibia, subdirectora de Investigación, Desarrollo e Innovación de INIA Intihuasi y quien lidera la iniciativa sostuvo que, “se está buscando la diferenciación de la producción, en ese contexto la carta gantt del proyecto considera la evaluación del papayo por temporada de producción, faltando la analítica correspondiente al año 2024. Por otra parte, a través de la contratación de un historiador, se busca respaldar la tradición e historia del papayo. Este año 2024 considera la organización del territorio para la definición del reglamento de uso y control del sello de origen”.
Con respecto a la amplia participación en el seminario, Arancibia destacó el interés de los productores, “esta actividad nace de los mismos productores que han participado en los talleres que se han realizado. Estoy muy satisfecha con la convocatoria, ya que nos damos cuenta que si bien los sectores públicos están como más empoderados o más interesados en poner en valor el cultivo del papayo y sentíamos que los productores estaban como un poquito desanimados, ahora nos dimos cuenta que hay muchos productores interesados, varios con mucha experiencia también están acá presentes, entonces fue una instancia bastante productiva”.
Krist Naranjo, gobernadora de la Región de Coquimbo destacó a quienes se dedican al cultivo o proceso de la fruta ya que pone en valor no solo a la papaya como tal, sino que al territorio, “lograr el sello de origen permitirá fortalecer la identidad de la región, no solo desde la esfera agrícola, sino que patrimonial, cultural, social, comercial y turística. Me alegra que las y los productores y quienes se dedican de una u otra manera a la fabricación y comercialización de subproductos de la papaya estén comprometidos con este proyecto tan relevante para la región. Cómo gobierno regional apostamos a la identidad, sustentabilidad y descentralización”.
Por su parte Christian Álvarez, seremi de agricultura sostuvo que, “es muy interesante ver el interés que existe por parte de los productores de mantener con vida el cultivo del papayo, precisamente en la ciudad de La Serena, reconocida por este fruto. Esto hace que el trabajo que está realizando INIA sea clave para fortalecer este tipo de cultivos, más aún cuando se está orientado a una diferenciación, a un valor agregado, que permitirá sin duda un mayor posicionamiento en los mercados. Esperamos que sean más los interesados en rescatar el cultivo del papayo en la región y que paso a paso se pueda recuperar la producción que existía hace unos años atrás”.
Acerca de INIA
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la sociedad, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.