Elqui Opinión

Primero de mayo: entre el dolor y la esperanza

Sergio Campos Ulloa; Decano Facultad de Comunicaciones, U.Central

La historia nos hace remontarnos a los movimientos sociales protagonizados por los trabajadores en todo el mundo. Todo comenzó el 1 de mayo de 1886, 200 mil trabajadores comenzaron una huelga con el propósito de conseguir 8 horas de trabajo, 8 horas de ocio y 8 horas de descanso.

La manifestación tuvo lugar en Chicago donde existían las peores condiciones de trabajo en territorio estadounidense. Las protestas siguieron el 2 y 3 de mayo con el consiguiente aumento de la represión policial.

El periodista Adolf Fisher redactor de un periódico anarquista en lengua alemana, redactó una proclama que distribuyó en 25 mil panfletos. La leyenda, en parte, decía:  “Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!”

Terminó en la horca junto a otros dirigentes sindicales. Según Memoria Chilena, los movimientos más reveladores de la organización del mundo obrero se presentan entre 1890 y 1920.

El norte salitrero, el puerto de Valparaíso, la ciudad de Concepción junto a Santiago, han sido en la historia, los centros de mayor acción y movilización sindical. Uno de los capítulos más trágicos en Chile, lo representa la masacre de la escuela Santa María de Iquique, el sábado 21 de diciembre de 1907. Más de 3 mil muertos a manos del ejército.

Este primero de mayo sorprende a los trabajadores de nuestro país, profundamente atomizados. No más del 20% del mundo laboral está nucleado en sindicatos. Muchos no participan por temor, otros impregnados por el individualismo del sistema imperante y unos cuantos por la desconfianza en la clase dirigente que muchas veces se eterniza en las cúpulas de las entidades gremiales. Son los burócratas del sindicalismo.

Sin embargo lo motivos para movilizarse, dicen los expertos, están latentes. En Chile persiste una pobreza que llega al 11,7% sin contar la indigencia. Ni que hablar del trabajo precario y de cómo se burlan las leyes sociales. El abuso con la gente más humilde, la que menos gana, se expresa en el caso del papel tissue, las jubilaciones miserables que recibe gran parte de la población, la precariedad de los servicios de salud, las cuantiosas utilidades de las empresas que administran el 20% de los seguros sanitarios, el grado de endeudamiento de los chilenos que ya marca el 70% con una cifra preocupante: 4 millones no pagan sus deudas.

Aquí están entre otras, las causas de las depresiones y angustias que aquejan a muchos ciudadanos que no ven salida fácil para su situación personal y familiar. Aquí se puede encontrar el motivo de la desidia de muchos compatriotas que no desean participar en los procesos de la democracia formal. La mitad de los electores potenciales se restó en los últimos comicios parlamentarios y presidencial.

Si sumamos los casos de corrupción expresado en el matrimonio perverso entre el dinero y la política y de la forma como se resuelven los casos en la justicia, el clima de desconfianza y desazón completan el cuadro.

Este 1 de mayo el mundo laboral planteará sus reivindicaciones frente a la sociedad y al mismo tiempo se producirá un encuentro entre la patronal agrupada en la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), los trabajadores reunidos en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), encuentro al asiste el Jefe de Estado.

Mantengamos la esperanza que la fecha marque un desarrollo más allá de los gestos y las buenas palabras. Chile es un país desigual, en una posición vergozosa en relación con las principales economías del mundo, según datos publicados por el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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