La iluminación es determinante. Y no sólo para tener la luz adecuada en el ambiente correcto y para una tarea específica. También a la hora de decorar un espacio. Tanto interior como exterior. Elegir los artefactos indicados nos garantiza obtener la ambientación deseada. En la que prime el relax. O en la que las formas, las texturas y los colores se acentúen. Constituyendo un entorno más energético e intenso.
Cada mueble y objeto que elegimos deben responder al estilo del ambiente que pretendemos decorar. Y, además de su función principal, la misma premisa deben cumplir los artefactos lumínicos. Así, una lámpara colgante rústica de madera roble claro lucirá muy bien en una sala de estilo nórdico. O una más oscura en un acogedor y antiguo quincho. Con paredes de ladrillo a la vista y mobiliario de ratán.
Del mismo modo, una lámpara de lava con luz quedará fantástica en un moderno escritorio. En la recepción de un sofisticado departamento. O en la mesa de luz del monoambiente de un adolescente. Pero de ningún modo cumplirá una función decorativa en ambientes modestos y sobrios. Todo lo contrario. El contraste de estilos generará una irrupción visual. Una incomodidad en quienes la ven en un entorno inadecuado.
Cada lámpara en su lugar
Al momento de elegir un recurso lumínico debemos considerar dos criterios. La iluminación que aporta y su diseño estético. La decisión está ligada directamente con el ambiente. Con su estilo, sus dimensiones y la luz natural que recibe. Con el tiempo que pasamos en él. Y con la tarea principal que habitualmente desarrollamos en ese lugar.
Hablamos de una relación directa entre el artefacto de alumbrado. Con el espacio en el que estudiamos o trabajamos. Con el living en el que descansamos, leemos o miramos televisión. Con la cocina, donde cocinamos y, frecuentemente, comemos. Con la habitación en la que dormimos. Y en el baño. Unas lámparas colgantes rústicas Chile dan la luz necesaria para la sala. Pero no son suficientes para cocinar, por ejemplo.
El tipo de iluminación
Vinculado con lo anterior, el mercado ofrece productos para cada función lumínica. Y dentro de cada tipo, un sinfín de alternativas en términos de estilo, diseño y tecnología. Existen lámparas incandescentes, de bajo consumo, halógenas y LED. Estas últimas las más usadas actualmente. Porque consumen un 90% menos de energía y duran el doble que las demás.
· Iluminación general
Es una proyección uniforme de luz en el espacio. No produce contrastes ni sombras. Disimula desniveles y curvaturas. Para lograrla, podemos ubicar varias fuentes de luz en el ambiente. Optar por dos lámparas colgantes rústicas en el techo. Y apliques haciendo juego en las paredes. O dicroicas movibles y de distintos tamaños tanto en el techo con en las paredes. Uso habitual: sala de estar, comedor y cocina.
· Iluminación puntual
La contracara de la general, obtenida con lámparas colgantes de madera rústicas. Esta ilumina un punto específico y complementa a la anterior. Es directa e intensa y genera sombras nítidas. Pretende iluminar especialmente una zona. Se logra con veladores y lámparas de pie. Con focos sobre espejos o cuadros. Y con tubos sobre mesadas o en vestidores. Uso habitual: baño, cocina y habitación.
· Iluminación ambiental
Se destaca más por su función ‘teatral’ que lumínica. No brinda la luz suficiente para acompañar una tarea o actividad. A diferencia de la que pueden dar las lámparas colgantes madera rústicas. Es más valorada por su tenor decorativo que por sus virtudes iluminativas. Por su diseño y el efecto que puede lograr. Más que por la calidad y cantidad de luz que brinda. Uso habitual: pisos, techos, escaleras y galerías.
· Iluminación decorativa
Ligada con la ambiental y con la puntual. Se elige para destacar detalles y objetos del ambiente a iluminar. Un rincón decorado, una planta, una obra de arte. Uso habitual: cualquier lugar de la casa en el que haya algo que queremos mostrar.
Lámparas de lava: ¿en qué ambientes podemos ubicarlas?
La fórmula que logra el efecto de la lámpara de lava es una incógnita. Lo que se sabe es que una sustancia colorida flota dentro de un líquido transparente. Que al enchufarla brinda una luz fluorescente. Y genera un efecto tan vistoso como decorativo. En un ambiente con determinadas características. Podría quedar muy bien en una cocina o barra de bar con estilo lounge. Donde la lámpara sea lo único llamativo.
Los salones de usos múltiples (SUM) y los cuartos de juego también se prestan. Una lámpara de lava Chile puede ambientar el lugar donde juegan los niños. Y también los grandes. Que cuentan con un ambiente con paño para jugar a las cartas. Billar, metegol o pool, por ejemplo. De igual modo, una elegante cava de vinos puede contar con esta suave y psicodélica luz. Suficiente para ver y elegir la mejor etiqueta.
Si la propiedad cuenta con un estilo moderno, los rincones también son un excelente lugar. Una pequeña mesa o repisa en un recibidor, pasillo o el descanso de una escalera. Pueden sostener una lámpara de lava color azul. Y distinguir interesante e inigualablemente ese lugar. En una oficina o estudio, podemos ubicar una en medio de la biblioteca. O sobre el escalón de una escalera librero.
Estos ornamentos son buenos compañeros del arte. Si somos aficionados y contamos con un ambiente de la casa destinado a objetos artísticos. Colocar una lámpara de lava es una gran decisión. Así como en una vitrina o estantería empotrada. Junto con portarretratos y plantas. Al tono o, por el contrario, de un color estridente que rompa visualmente con los demás objetos.
Colgantes, de pie o de apoyo. Rústicos, modernos, de madera, de mimbre, de plástico o metal. Sencillos o llamativos. Industriales o de diseño. Hay tantos artefactos de iluminación como gustos y personas. Como ambientes, usos y necesidades. Sólo es cuestión de relevar el contexto y analizar el presupuesto. De buscar precios y comprar aquello que queremos. Para iluminar y también decorar.
